Algo de luz.

Después de cuatro días con sus noches de no ver más que nubes negras, lágrimas y solo tener una imagen en mi mente que ya me hacía daño, pude levantarme.

Mañana hace exactamente un mes que mi papá se fue.

No quiero ser egoísta, no quiero decir que me dejó, ni que me siento abandonada.

Porque no fue así, no lo sentí de esa forma.

Pero fue algo que no esperaba y sinceramente deseaba vivir más junto a él, darle más de lo que le di.

Siempre me parece poco lo que doy. A él más que a nadie, quería darle más, mucho más.

Me dicen que todo está dispuesto.

Que la vida que nos espera luego de la muerte, es mucho más hermosa que ésta.

Que su alma debía partir.

Que más adelante voy a entender todo.

Que mi shock fue tan fuerte que no me permitía reaccionar, llorar y limpiar mi alma.

Creo en todo eso.

Pero es difícil entender el por qué no llegué a tiempo. Por qué no pude compartir momentos con él en esos últimos días.

El por qué justo esa mañana iba a visitarlo, después de una semana de "cuidarlo de mi" y no verlo para no contagiarlo con mi gripe.

Solo hubiera deseado darle un beso, nada más...aún sin saber que se iba.

Solo Dios sabe por qué yo fui la única. Y ayer me dijeron que no puedo pedirle explicaciones a Dios.

Tal vez sea cierto, pero puedo preguntarle, no le cuesta nada.

Aunque no creo que me conteste...se que lo voy a saber antes que me toque partir a mi.

Aún no me siento para escribir los posts que desearía.

Tampoco para visitarlos y comentarles, espero que lo comprendan y me disculpen.

A veces lo intento, pero no puedo más que uno o dos y me siento mal por el resto.

Escribo hoy, precisamente porque mañana no deseo hacerlo.

Necesito empezar de alguna forma este duelo, que recién me permito tener.

Al mismo tiempo, necesito sentir que mi vida continúa.

Que alguien ahí arriba, esté feliz si me ve que al menos lo intento...y que los que están junto a mi, no sufran más, ya tuvieron suficiente.

Hoy lograste luego de estos cuatro días durísimos, hacerme sonreir, hasta llegué a reirme, algo que no recordaba demasiado cómo se sentía.

A veces me sorprendo de recibir de las personas que menos imagino.

Tal vez Dios sabe a quien enviar. Nada es casualidad en esta vida.

Gracias por darme ánimo, por aconsejarme y sobre todo por sacarme más de una sonrisa.